América; Un continente desarticulado.

El 2019 cerró con un ambiente tenso en las Américas; especialmente en la política y democracia sudamericana.
Desde la Patagonia a través de la frontera de los Estados Unidos con México, hasta Canadá, hay una angustia. El aumento de los migrantes que intentan encontrar una vida mejor en Norte América es una señal de todos los problemas sociales que enfronta esta región.
Uno de los temas relevantes en la agenda de Estados Unidos en los últimos años son sus problemas de migración, un reflejo de la desestabilización social de América Latina durante esta última década, las manifestaciones sociales, las crisis económicas, la inseguridad y la falta de oportunidades son características comunes que se aprecian.
2019 fue un año líder de diferentes eventos típicos del reflejo de esta realidad, principalmente la inestabilidad institucional de algunas naciones, algunas más agudas que otras donde surge la pregunta: ¿Cuál es la realidad de Latinoamérica, ahora?
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, afirma: "La región está pasando por un mal momento, hay una desaceleración generalizada y sincronizada".
Por ejemplo, hay un bajo desempeño económico principalmente de países como Venezuela, Haití y Argentina; donde la pobreza ha crecido.
Chile fue un signo de asombro de cómo una nación puede caer en cuestión de semanas, una serie de protestas sociales mezcladas con vandalismo, desestabilizaron la percepción de inversión y crecimiento, en un país que siempre ha sido uno de los más fuertes en el cono sur. La desestabilización de Chile ha generado una ola de situaciones similares en Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina, con muchos episodios de disturbios civiles que consisten en marchas estudiantiles que piden una mejor educación y oportunidades de trabajo; muestras de la preocupación de analizar y resolver muchas de estas dificultades.
Existe una teoría que muestra que parte de esta realidad es el resultado del trabajo del Foro de Sao Paulo, que nació en Brasil en 1990, fundado por el partido de los trabajadores y grupos de organizaciones políticas de extrema izquierda, como producto de su agenda para establecer modelos políticos socialistas en todas las naciones latinoamericanas. Se sabe abiertamente que este foro ha sido financiado por el gobierno venezolano desde la era de Hugo Chávez.
Por otro lado, vimos a la gente en Bolivia agotada por la política socialista y la corrupción, pidiendo al Ejército boliviano que destituyera al presidente Evo Morales. Estas protestas nacionales provocaron la presión de la salida de Evo Morales después de 14 años en el poder. Bolivia demostró que está buscando una nueva dirección democrática para avanzar en el siglo XXI al igual que gran parte del resto de Latinoamérica. La verdadera pregunta entonces debe hacerse; ¿en qué dirección se mueve la balanza política latinoamericana y cuál es la ideal, socialista o demócrata?
La realidad es que América Latina está atravesando su nivel más bajo de desarrollo y crecimiento en materia económica y social en los últimos 40 años. No existe una articulación real que promueva el trabajo conjunto entre las naciones. La realidad es lo contrario, una América Latina que se divide todos los días con la corrupción masiva convirtiéndose en una tierra estancada.
Los desafíos son grandes y aunque el futuro no sea el más positivo. Algunas naciones culpan a los Estados Unidos por su situación, pero los fundamentos se pierden cuando se observa que muchos de los problemas sociales y culturales de los países latinos radican en la corrupción, producto de la falta de conciencia sobre el valor de lo que es público para administrar bien los dineros productos de la recaudación de sus impuestos, base del desarrollo de negocios, emprendimiento, educación, salud y mucho más.
Estados Unidos elegirá este año un nuevo presidente y también avanzará en el censo tradicional para contar cuántas personas viven en su territorio. Ya han pasado 10 años desde el último censo en 2010 y el censo de 2020 será crucial para el análisis de inmigración, donde hoy la comunidad hispana, principalmente latina, juega un papel relevante en la política de esta nación.
En conclusión, la falta de identidad como continente americano, al no estar conscientemente conectados a los desafíos de manera conjunta, debido a su desarticulación, pierde la oportunidad de hacer de este lado del planeta un mejor lugar para vivir. Solo el tiempo dirá si el camino trazado conduce a salir del estancamiento con más democracia o socialismo.
Camilo Florido
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